Baldomero Espartero, conde de Luchana, duque de la Victoria y príncipe
de Vergara) Militar y político español (Granátula, Ciudad Real, 1793 -
Logroño, 1879). Hijo de un carretero de La Mancha, adoptó el segundo
apellido de su padre (pues su nombre completo sería Baldomero Fernández
Álvarez Espartero). Al estallar la Guerra de la Independencia (1808-14)
abandonó la carrera eclesiástica y tomó las armas. Desde 1810 permaneció
en el Cádiz sitiado por los franceses, donde se estaban desarrollando
las Cortes constituyentes; allí realizó sus primeros estudios militares.
Entre
1815 y 1824 estuvo destinado en América, donde combatió contra los
independentistas hasta que España perdió sus colonias en el continente;
aunque no participó en la decisiva batalla de Ayacucho, en el futuro sus
partidarios serían conocidos popularmente como los ayacuchos en
recuerdo del pasado americano de Espartero y de la influencia que sobre
sus ideas políticas tuvieron otros militares liberales de aquella
campaña
Al morir Fernando VII, se decantó por el
apoyo a la causa de Isabel II y de la regente María Cristina, en virtud
de sus convicciones constitucionales. Luchó contra la reacción
absolutista en la Primera Guerra Carlista (1833-40), en la que desempeñó
un papel destacado: sus éxitos militares le llevaron de ascenso en
ascenso hasta obtener el mando del ejército del Norte a raíz del motín
de los sargentos de La Granja (1835).
Rompió el cerco carlista de Bilbao
venciendo en la batalla de Luchana (1836); organizó la defensa de
Madrid frente a la expedición de don Carlos (1837); y aprovechó las
disensiones en el bando carlista para atraerse al general Maroto y
negociar con él la paz que sellaron ambos con el «abrazo de Vergara»
(1839). Luego se dirigió al Maestrazgo, donde venció a Cabrera en 1840,
poniendo fin a la guerra.
Desde entonces puso su prestigio al servicio de
sus ideales políticos progresistas. Se enfrentó al conservadurismo de
María Cristina haciendo que ésta le nombrara presidente del Consejo de
Ministros en 1840-41; pero, ante la resistencia de la regente al
programa liberal avanzado que defendía, exigió a ésta que abdicara e
hizo que las Cortes le nombraran regente a él mismo (1841-43).
Completaba
así la ascensión social que, desde un origen modestísimo, le había
llevado a ser conde, duque, grande de España y, finalmente, regente. El
«espadón» progresista se enemistó con muchos de sus partidarios, a causa
de su modo de gobernar autoritario, personalista y militarista; en 1843
se vio obligado a disolverunas Cortes que se le habían vuelto
hostiles.
Un pronunciamiento conjunto de militares moderados y
progresistas (encabezados por Narváez y Serrano) le arrebató el poder en
aquel mismo año; pronto se declararía mayor de edad a Isabel II y
comenzaría una década de predominio conservador. Espartero se exilió en
Inglaterra, de donde regresó en 1849 para vivir retirado en Logroño.
Ante
el deterioro político del final de la década moderada (1844-54), las
tendencias autoritarias de la reina y la hegemonía política de la
minoría ultraconservadora, se produjo una nueva revolución en 1854, que
llevó a Espartero a la presidencia del Gobierno; durante el siguiente
«bienio progresista» (1854-56) avaló el reformismo de los liberales
avanzados, pero no pudo evitar que se reprodujeran las mismas
disensiones acerca de su liderazgo.
De nuevo fue
expulsado del poder por un pronunciamiento encabezado por su antiguo
aliado, el general O'Donnell, tras el cual vino un nuevo periodo de
ostracismo político de los progresistas, que Espartero contempló
pasivamente desde su retiro de Logroño. Allí recibió, tras la revolución
que destronó a Isabel II en 1868, la oferta de Prim de hacerle elegir
por las Cortes rey constitucional de España, oferta que rechazó. Tras la
coronación de Amadeo de Saboya éste completó el encumbramiento
honorífico de Espartero nombrándole príncipe de Vergara con tratamiento
de alteza real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario